Los sábados 3 y 10 de noviembre y el este próximo se presenta Vivian Luz Baila. Un libro maravilloso no sólo por su factura formal, sino por el contenido que re-presenta una vida dedicada a la Danza, sorteando escollos y ejerciendo con el cuerpo un modo de transitar el mundo en el Arte.
Por Teresa Gatto
“Lo que trato de hacer es encontrar un lenguaje para la vida”
Pina Bausch
Este sábado 13 es la última presentación de Vivian Luz Baila (ojalá agote localidades, como ya lo ha hecho, y deba agregar otra función).
Esta no es una presentación de las habituales. En rigor, cumple con algunos preceptos a los que estamos habituados: alguien lee algunos párrafos de lo que yo llamo “Su vida en el Arte). Pero nada de análisis sesudos sobre la condición de posibilidad de narrar una vida. No claro que no. Es original como han sido todas las puestas de Vivian.
Quienes se hayan acercado a ellas comprobaron que sus espectáculos importan una cosmogonía en la que lo conceptual se vuelve cuerpo que grita ideas, escenas que a la postre resultan en puestas redondas en las que el sentido se repone por completo.
Me acerqué a su trabajo en el año 2006. Allí, en la querida y añorada Manufactura Papelera de San Telmo salía a escena La Metamorfosis (esta crítica es posterior a la original) inspirada en el texto homónimo y Carta al Padre de Franz Kafka) Y de pronto se abrió otro mundo para los ojos de esta crítica tan acostumbrada al formato texto espectacular y aspecto formal logré entrar en aquella historia en la que nada quedaba afuera y un solo personaje, Carlos Argento, interpretaba poniendo su instrumento a disposición total, todos y cada uno de los personajes de aquella ficción Kafkiana.
No saber nada de Danza-Teatro, o Danza Contemporánea o sencillamente de danza no fue obstáculo para que tanto quien escribe como sus alumnos se fascinaran por el despliegue que Vivian Luz con una exhaustividad notable había logrado traspasar toda aquella tragedia a un cuerpo cuya voz no estaba y era repuesta por enormes talentos que en off, acompañaban la diégesis.
Luego hubo más, mucho más. ¿Donde mejor que en casa?, Serán Otros los ruidos y más, mucho más. Pero Vivian Luz Baila. El título no es azaroso, es la puesta en presente de alguien que luego de haber bailado mundos y creado puestas, sigue haciendo y haciendo, bailando y bailando. El cuerpo que tenemos, es tal vez, una circunstancia, lo he pensado siempre y hoy que recobro la sensibilidad en los dedos mucho más. Toda torpeza puede ser convertida en un artefacto artístico. Y no expreso esto sólo por las imposibilidades que en un maravilloso Stand Up acompañada por Josefina Segura, Vivian relata aquellos obstáculos que tal vez podrían haberla hecho desistir, no, es por algo más, que también está compuesto por las tres performances maravillosas que deberían ver todos, sino porque Vivian Baila. Cuando se la observa no se puede pensar en otra cosa que en un cuerpo al servicio de la danza en el que el sacrificio no existe.
Los recuerdos, las fotos, las postales, trozos de un diario íntimo, son parte de un libro maravilloso no sólo por la calidad de su hechura sino porque permite acercarse mucho más a una artista, cuidadosa en extremo con la exposición, minuciosa y perseverante desde niña e intocada por un ego que debería ser enorme y que ella se guarda para sí.
En Vivian Luz, nada es estridente salvo su danza pero siempre de lado de la cornisa en la que no hay chances de caer en ningún desliz chabacano. Es destreza, plasticidad, narración, idea (platónicamente hablando en términos de realidad paralela y también caverna porque rompe las cadenas que atan al ser). En suma Vivian Luz Baila, es el recuento de una vida en muchas vidas, tantas como deseamos siga figurando esta Artista Enorme que hace de su Pasión algo contagioso incluso para los escépticos de todas las generaciones.
¡Baila Vivian, sigue Bailando por favor!
Noviembre 2022 |